Diego y Cristina se conocían de toda la vida, pero no fue hasta hace un par de año cuando empezaron a salir. Un fin de año y día de su segundo aniversario, Diego le pidió que se casara con ella; tan sólo 5 meses más tarde estaban dándose el sí quiero. A ella le apetecía una boda de verano y no había motivos por lo que esperar.
Cristina llevó el vestido de su madre, de corte recto al tobillo y todo forrado con encajes antiguos, con algún pequeño cambio que le hicieron espectacularmente en Navascués.
Había ido a varios diseñadores, pero el día que me probé por 1ª vez el vestido de mi madre en su taller, tuve clarísimo que era mi vestido y que nadie mejor que ellos para trabajar los encajes antiguos tan delicados; además, me encantó lo que me propusieron.
Para el baile, Cristina se cambió de vestido. Un diseño de Jorge Acuña perfecto para poder bailar y disfrutar hasta las mil sin incomodidades.
Los zapatos, como los llevaba a la vista, le dio bastantes vueltas. Finalmente, eligió las Tribute de YSL en nude, que además son un fondo de armario que iba luego a usar mucho. ¡Todo un acierto!
Como complementos, llevaba una diadema montada con la pulsera de pedida de su abuela.
El ramo de novia quería que tuviera dalias y proteas y en Flores Búcaro lo hicieron de maravilla; dieron en el clavo con lo que quería.
Del maquillaje se encargó Jose Belmonte, del grupo Cool, un auténtico crack, y del peinado Bruno Pantoja.
Diego iba de O’kean, al igual que el padre de Cristina y hermanos.
Se casaron en junio de este mismo año en la Iglesia de Santa Ana, a 5 minutos a pie de donde Cristina siempre ha vivido, y que le encanta a la pareja. La Iglesia estaba decorada por Cártamo Flores. Cristina siempre quiso casarse con el típico arco de flores, y ellas consiguieron una especie de arco en la puerta de Santa Ana que no pudo gustarle más.
Iba acompañada por su ahijada, hija de su íntima amiga, llevando las arras y una sobrina de Diego ayudando con la cola; ambas llevaban vestido de Labubé y capota rosa empolvado de Masario.
La celebración fue en una Hacienda de la familia de Cristina, Hacienda Molinillos, a 15 minutos del centro de Sevilla. Se trata de una hacienda de olivar antigua acondicionada para la celebración de bodas y eventos. Como a Cristina le apetecía una boda de verano y todo al aire libre, en lugar de usar el pabellón de celebraciones para el baile, montaron una verbena de luces en la parte de detrás del jardín. ¡El resultado fue una auténtica pasada!
De toda la decoración de las flores fue obra de Flores Búcaro, que logro trasmitir a la perfección la idea de una noche de verano.
Durante el coctel, contaron con un grupo de cubanos subidos a una noria que hay en medio del jardín, tocando desde arriba de fondo y quedó genial. Abrieron el baile con un vals, y enseguida comenzó a sonar la canción “Perfect” de Ed Sheeran y Beyoncé, muy especial para la pareja; en ese momento, sus amigas de sorpresa repartieron bengalas a todo el mundo para que encendieran en ese momento que empezaron a bailar los dos ¡fue un momentazo brutal!
De la música se encargó Kike Verdeal de Play Music, que vino desde Madrid para montar un fiestón que duro hasta el amanecer, consiguió que los invitados no dejaran de bailar. Sin duda, una de las mejores elecciones posibles.
Todo el reportaje fotográfico y video fue realizado por Couche Photo.
Vestido: Navascués; Zapatos: Tribute de YSL; Ramo: Flores Búcaro; Maquillaje: Jose Belmonte; Peluquería: Bruno Pantoja; Chaqué: O’kean; Ceremonia: Iglesia de Santa Ana; Decoración Iglesia: Cártamos Flores; Celebración: Hacienda Molinillos; Catering: Dani García; Decoración hacienda: Flores Búcaro; Música: Kike Verdeal de Play Music; Fotografía y video: Couche Photo
Desde En zapatos planos, dar las gracias a Cristina y Diego por compartir su gran día con todos nosotros.
¡Besos y abrazos ¡y nos vemos en el siguiente post!