Hoy en el blog compartimos una boda que descubrimos gracias a Instagram, Ana nos escribió porque habíamos un publicado un vestido muy parecido al suyo; cuando nos envió las fotos, nos encantó… ¡Fue un auténtico flechazo! Y aquí tenéis todos los detalles de su preciosa historia de amor y de su gran día.
¡No os la podéis perder!
Ana y Luis se conocieron en las míticas verbenas de pueblo a finales de verano en el día del cumpleaños de Ana. Ambos habían oído hablar el uno del otro por amigos en común pero no se conocían personalmente hasta el día que los presentaron… ¡Fue un flechazo!
De camino a Sevilla para ir a la feria de abril, Ana notaba a Luis muy raro; ella pensaba que no tenía ganas de ir a la feria. Llegaron al piso y comenzaron a arreglarse porque habían quedado para comer. Ana le pidió a Luis que le ayudara con las horquillas…De repente, notó sus brazos rodearla, Ana de espaldas y le planta delante de los ojos una cajita verde. Se giró hacia él y abrió la cajita… Ahí estaba… ¡el anillo! Ana no podía creerse que ya había llegado ese momento, ¿era cómo, pero es real? Él se empezó a inclinar y dijo las palabras mágicas “¿Quieres casarte conmigo”? En la respuesta de Ana solo salía “no, no, no puede ser, esto no es real” Y él, con el dolor de piernas ya me dijo: “pero contéstame a la pregunta”, y le dije “Sii, Claro que quiero” y se puso a llorar. A partir de ese momento, Ana entendió el comportamiento anterior en el camino hacia Sevilla. Un momento único, solos él y ella, sin previa preparación. Fue una feria única.
El vestido de Ana era de Inuñez. Isabel y su equipo te hacen sentir como en casa y le encantó su forma de trabajar. Le presentaron tres bocetos y Ana lo vio, su vestido, tal cual. Solo tuvieron que modificar las mangas que en un principio eran fluidas pero al llevar una sobrefalda quedaba demasiado pomposo y las ajustamos al cuerpo. Un vestido en crepe de seda, con una sobrefalda en seda rústica… Una buena elección ya que la boda se celebraba en el campo. Como detalles, encaje en puños y espalda.
Los zapatos, una edición especial de Manolo Blahnik, fue un regalo de la hermana de Ana y su tía. Una edición en un azul grisáceo. Se enamoró de ellos la primera vez que visitó la tienda. De hecho, ya tenía unos zapatos para el gran día, unos Jimmy Choo en dorado, que los utilizó para la preboda. También utilizó unas cuñas de Castañer, en tonos verdes y azules, para dar un toque de color.
El ramo de novia, de peonias blancas combinadas con olivo, era de Ikebana flor Zafra. Casi toda la decoración tanto de la iglesia como del salón llevaba eucalipto y olivo. De todo se encargó Inma, de Ikebana flor Zafra.
Ana llevaba su anillo de pedida, un solitario con brillantes más pequeños alrededor, de la joyería de El Corte inglés y unas rosetas de brillantes de su madre. En cuanto al tocado, fue un regalo de sus amigas de Le Touquet. Habló con Paula y supo captar la idea que quería desde el principio.
De la peluquería y maquillaje se encargó Nini Sanchez, de la peluquería “Hidalgo Peluquero by Nini Sánchez” y amiga de toda la vida. Es la persona que siempre ha maquillado a Ana en todas las ocasiones y no lo dudó ni un momento; toda su vida ha girado en torno a la peluquería porque su madre también peinaba.






Luis llevó chaqué a medida con chaleco a juego en gris de “Velázquez“. Una sastrería de toda la vida de Badajoz.
Tanto la corbata, en azul con lunares blancos como los zapatos eran de Scalpers. Los tirantes de rayas de Dustin. Los gemelos, de Tous, donde llevaba grabadas sus iniciales, fue el regalo de pedida de Ana. Y el reloj, de Tissot, regalos de los padres de Ana.


Luis y Ana se casaron en Junio de 2016. La ceremonia fue en la iglesia del pueblo de Ana, La Nava de Santiago.
La iglesia estaba adornada con un arco central en la salida y unos pedestales en la entrada. En los bancos, ramilletes de paniculata y eucalipto, una cascada en el atril y varios centros en el altar. Mucho olivo, eucalipto, margaritas y paniculata. Todo combinado con cintas de terciopelo gris y dos alfombras en gris. Cestas blancas de mimbre donde estaban los misales y los abanicos y unas cajas de madera donde estaban los conos de plumeti verde con pétalos blancos y el arroz.
Los pajes iban de Marta Ussia. Llevaba dos niñas y dos niños con canotier y alpargatas.










La celebración fue en una finca privada en Mérida, llamada “La Albuera“. El catering fue Gonzalo Valverde, especialista en carnes. Exquisito y todo un acierto.
Ana se encargó de gran parte de la decoración de la finca. Le encanta la decoración y le daba pena no ocuparse de ello el día de su boda. La finca tenia también servicio de decoración por lo que le facilitaron bastante el trabajo. “Cuando tienes a tu alrededor a gente con gusto todo es más fácil”. Para el día de la boda contaron con una gran amiga, Carmen de “Olivia de Boda“, para que estuviera pendiente de la coordinación de ese día. Confianza ciega en ella que hizo que todos disfrutaran desde un principio.





El buffet estuvo amenizado por una banda de jazz, “Potato Jazz Band“. Para la barra libre, contaron con un grupo de Dos Hermanas, llamado “d`Arte“. Y el dj, Oscar, un gran amigo de la pareja.




Ana y Luis llevaban muchos testigos, han vivido en varios sitios, conservando grandes amigos y no querían dejar a nadie fuera. Les regalaron, junto con una nota donde iba pintadas unas ramas de olivo, unos calcetines de Purificación García en tonos malvas a juego con los del novio que iban en un tono más oscuro. A ellas, unas pulseras de Antonio Miro con forma cuadrada en oro, plata, oro rosa y plata oscura.
Al mismo tiempo, Ana también regaló varias réplicas de su ramo. Su ramo, a su madre, ya que, sin ella, no hubiera sido posible ese día tan maravilloso. Que, además, iba guapísima con un traje de Felipe Varela.
Como no les gustaba la idea de ir repartiendo regalitos, pusieron por varios espacios detalles para que cada invitado cogiese lo que necesitase. Protectores de tacón, chapitas divertidas enfocadas sobre todo para los hombres, kit de supervivencia y un cigar bar.
Las invitaciones tenían claro que las querían clásicas, forradas en plumeti y, por casualidad, conocieron a María, de “Mimos de Trufa” en Córdoba. Una chica muy simpática que supo captar la idea principal. También ayudaron con el diseño del seating plan. La temática de la boda: la feria de abril porque fue ahí, donde Luis le pidió matrimonio y porque a Ana le encanta. Los meseros, eran bocetos reales de trajes de gitana, hechos por Raquel Sánchez, una diseñadora de los palacios que es una artista. En el mesero presidencial, el traje de gitana de Ana, el primero que ella le hizo.
El reportaje fotográfico lo realizó Pio Morales, de Boda&Arte. Del video se encargó Noonu Fotografía.
“Fue uno de los mejores días de nuestra vida, que hoy por hoy, seguimos recordándolo con una gran sonrisa. Disfrutamos desde el minuto uno y se nos notaba y que nos volveríamos a casar.”

Vestido de novia: Inuñez, zapatos: Manolo Blahnik, Cuñas: Castañer, Ramo y decoración floral: Ikebana flor Zafra, Tocado: Le Touquet, Peluquería y Maquillaje: Nini Sanchez, de la peluquería “Hidalgo Peluquero by Nini Sánchez”, Pajes: Marta Ussia, Chaqué: Velázquez, Corbata y zapatos: Scalpers, Iglesia: La Nava de Santiago, Celebración: La Albuera, Catering: Gonzalo Valverde, Invitaciones: Mimos de Trufa, Fotografía: Boda&Arte, Video: Noonu Fotografía
Espero que os haya gustado esta boda tanto como a nosotros.
Desde En zapatos planos, gracias a Ana y Luis por todo, ha sido un placer y un honor compartir vuestra historia.
Nos vemos en el siguiente post ¿Qué os ha parecido?